Los violentos no podrán arrebatarnos, esta esperanza loca de
seguir viviendo de cara al sol. No podrán, no podrán, mil veces no podrán. Revivirlo
a Videla. Callar a nuestras Madres. Ultrajar nuestras mujeres. Entristecer a
nuestros niños. No podrán, no podrán, mil veces no podrán. Arrastrarnos a su
infame espiral de violencia. A su infierno organizado. A sus alardes de poder. A
su mundo de terror
Habrán torturado el cuerpo. Habrán quebrado la mente. Habrán
hecho a su antojo. Pero no podrán, no podrán, mil veces no podrán. Silenciar el
crimen. Detener nuestra marcha.
Ocultar nuestra verdad. Mantenernos contentos. Imponernos el
miedo
Porque en la vida solo vale aquello que no hacemos por dinero.
Aquello en que ponemos nuestra propia vida en juego. Porque para eso estamos. Porque
habrán torturado el cuerpo de las víctimas. Una vez. Diez veces. Mil veces. Pero
la memoria de las víctimas torturará por siempre la conciencia de los vivos
Y para eso estamos. En ese altar nos inmolamos. Para recordarles
siempre y para siempre. Que, aunque tengamos que levantarnos mil veces del
suelo, no podrán, no podrán, mil veces no podrán
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