jueves, 25 de abril de 2013

Una isla llamada soy de izquierda




































Hay ciertas veces en que nombrarte de izquierda te tranquiliza, te purifica. Decir soy de izquierda es, a veces, como decir, no tengo nada que ver con lo malo de este mudo, para el cual sólo quiero lo mejor. Soy crítico, racional, soñador, reflexivo, honesto, combativo. Se podría pensar que ser de izquierda es ser algo así como ser un pelotudo, pero no, en la medida en que ese decirse, soy de izquierda, no parta de una concepción ontológica de la izquierda, y no sea ese definirse más que una pura abstracción. Porque, hay una salida a todo esto. Si tomamos en cuenta lo que dice el intelectual chavista Heinz Dieterich, la izquierda es en relación a algo. No se es de izquierda, si no que se está a la izquierda. Entonces podemos entender que el PC argentino, que sería la izquierda, no estuvo a la izquierda durante el golpe contra el General Perón en el 55, tampoco el Socialismo, ni durante la dictadura de Videla. No es de izquierda el clandestino PCR que ata sus banderas a las cañas de azúcar del ingenio Ledesma durante el conflicto por la Resolución 125. La cosa resulta más compleja, mierda.


Se es de izquierda estando a favor o en contra de Cristina?
El peronismo, sin pretenderlo, por su pelea con las grandes potencias, su defensa de lo nacional y latinoamericano, por lo sectores sociales que reivindicó y por los enemigos en que desató la furia, ocupó durante mucho tiempo esa posición de izquierda en el marco de la política nacional. A grades rasgos, claro, históricos. Por eso fue la raza odiada del stablishment, durante mucho tiempo, que prefirió la dictadura y el terror antes que soportar a los peronistas en el gobierno, durante mucho tiempo. Y no porque a Perón le gustaran las pendejas, Evita fuese una turra, o los pobres metieran las patas en la fuente e hicieran sus asados con parqué. Ser peronista, mujer o puto, en este país son la misma mierda, por que es estar a la izquierda, no porque fuese una búsqueda del peronismo ser la izquierda de este país. Allí está Menem, como una expresión también del peronismo. Pero aquí no podemos hacer el silogismo Menem es peronista, por lo tanto es de izquierda, porque decíamos, la izquierda es en relación a algo, y obviamente Menem no podía estar a la izquierda de nadie. En todo caso, podemos decir, el peronismo, en su expresión más genuina y duradera, la que va de 1943 a 1976, se posicionó a la izquierda, y atrajo ciertos sectores que se entendían a si mismos como la izquierda, en el complejo terreno de la cancha, donde, como dice Bilardo, los jugadores se mueven.
Nuevamente el peronismo logra ensamblar con esa posición de izquierda a la que lo conduce su carácter popular, progresista, despertando los mismos resentimientos, el mismo desprecio, por enfrentar los mismos poderes, tal vez. Para algunos sectores, digamos estudiantes-docentes politizados de la UADER, que se califican de izquierda, acusarte de peronista hoy es acusarte de lo peor. Escribirte en facebook, gritarteló en el aula con ribetes dramatúrgicos, es experimentado como el fin, como la caída definitiva de los velos que nos niegan la verdad. Es raro, también peligroso, pero el silencio de los demás compañeros, la incomprensión del profesor ante la insistencia de uno de seguir con la discusión luego de haber recibido semejante acusación pública, habla a las claras de una persistente conciencia neoliberal en nuestra sociedad. Entonces el desconcertado es uno, es decir yo, y quisiera tranquilizar al resto de mis compañero, quitarle gravedad al asunto, decir no se, por lo menos ahora no nos bombardean, ni nos fusilan en un basural sin juicio alguno, no nos torturan ni nos desaparecen, no es para tanto. Ser militante…peronista, es algo así como un estigma de violento, corrupto, negro, malévolo, lo cual habilita defender una universidad creada por Montiel, que no era de izquierda, en el marco del neoliberalismo, y con todos sus pelos y señas, que fue la resultante global del capitalismo tras la caída del bloque socialista, sin contradicción alguna no nuestros queridos teóricos de la izquierda europea.
Algo peor, acusar a alguien por ser militante político, es bastante parecido a los métodos de quienes prefieren que el pueblo no se meta en política, no haga política, no trate de hacer que sus representantes nos gobiernen, ni exprese sus ideas. No sea peronista. Se puede ser de izquierda y ser democrático o no, se puede ser neoliberal y ser democrático o no, pero el peronismo es democrático, por su devenir histórico, mucho más que el resto, en términos relaciónales e históricos también. Más allá de las pelotudeces que puedan decir Carrió, Pino Solanas y sus militantes, si es que se los encuentra. Son antidemocráticos los sectores de izquierda que hoy se oponen al gobierno peronista? No necesariamente. Pueden llegar a serlo? Hay hay hay, su devenir histórico.
No es como en la isla llamada utopía, la novela de Saramago. No es en uno mismo donde hay que buscar a la izquierda, si no en las relaciones de fuerza, en las posiciones determinadas, en las reivindicaciones, en la acción, algo tan complejo como lo primero como lo que proponía Saramago.     

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