Maestros: la opinión de un grande
Martín Caparrós debería formar parte de nuestro equipo, si
contáramos con el presupuesto adecuado, pero no, ahí los tiene a los amarretes
empresarios privados que no se deciden a poner la papota en este medio auténticamente
independiente y nos priva así de la opinión de un grande entre los grandes.
Pero volvamos al querido Martincito. Como el tipo es un
groso de verdad, nunca se entiende demasiado lo que quiere decir y por eso
apelamos a los expertos en análisis del discurso para aclararnos un poco el
balero y hacernos entender qué quiso decir Caparrós con ese lenguaje exquisito,
sutil y elitista con que nos deleita en cada una de sus notas. No encontramos a
los expertos, uno porque estaba de viaje, otro porque estaba laburando en lo de
un pariente y el tercero quiso cobrar, así que le pedimos al estudiante
avanzado en comunicación social que tenemos trabajando por dos mangos que
hiciera el análisis sobre la siguiente nota de opinión que levantamos de un
medio digital que a la vez levantó de otro, y la nota quedó bastante bien,
veamos entonces qué dice, y cómo lo dice –que en este caso es lo más
importante–, Martín Caparrós sobre el proyecto de Reforma de la Constitución
que impulsan los alcahuetes y felpudos del gobierno nacional para obligarnos a
reelegir a Cristina indefinidamente.
“Cada vez se habla más de la Rerre” arranca Caparrós y ahí
ya te metió un neologismo que seguramente se pondrá de moda entre los jóvenes
que, como corresponde, no participan ni entienden nada de política, y viven
puteando contra el gobierno, como corresponde. “Aunque decir que cada vez se
habla más de la Rerre es caer en la trampa de creer que “se habla” –que
millones de personas hablan– de lo que parloteamos políticos y periodistas” hujum,
si si, tiene razón Martín, entonces nadie habla de la Rerre.
“Entonces, va de nuevo: los políticos y los periodistas
hablan cada vez más de la Rerrelección, entendida como la reforma
constitucional que le permitiría a la doctora Fernández atornillarse a su
sillón y a su cadena por unos años más”, ahí ya te la mandó a guardar. Dos
definiciones, por un lado Cristina quiere “atornillarse”, es decir perpetuarse
en el poder, al mejor estilo del dictador Chávez que somete y sodomiza al pobre
pueblo venezolano; y por otro lado, “a su cadena”, ahí está hablando de la
cadena nacional pero también de una cadena que nos oprime, nos golpea todo el
tiempo y nos impide ver Tinelli.
“La operación – acá con la elección del término te está
diciendo algo, ojo, esto no es espontáneo ni a político, que es como se hacen
las cosas, si no organizado, pergeñado, es una operación sucia e infecta,
cargada de ideología y malas intenciones – que supo ser rumor durante meses, se
va clamorizando”, me detengo en esta última palabra, clamorizando, claro,
mediante la operación, el poder manipuló a vastos sectores de la población que
ahora creen que quieren auténticamente la reelección de Cristina, cuando en
realidad están siendo llevados de las narices con la promesa de un choripan y
una coca. “Ya salieron a defenderla gobernadores e intendentes –soldados de
quien sea que sea el jefe– que arguyen, a la peronista descarnada, que “si el
pueblo lo quiere el pueblo debe tenerlo” y que “no permitir que la presidenta
se presente es proscribirla”. Son argumentos conocidos: ya los sostenía un tal
Carlos Saúl. Y el segundo es patético por bobo, pero es un corolario del
primero”, opa opa, acá se complicó el panorama por lo intrincada y erudita de
la definición: está diciendo que Menem es lo mismo que Cristina.
“El primero, eso de que el pueblo debe poder decidir si
quiere Rerre, tiene un problema: esta república –tan mejorable”, te está
diciendo que esta república no es la mejor del mundo, más bien bastante
mediocre, no como Brasil o Chile, que sí son países serios– “está basada en un
principio más o menos filosófico: que hay reglas básicas consensuadas que se
mantienen por encima de la voluntad mayoritaria de cada momento. ¿Eso está bien
o mal? Yo creo que está bien: que esos principios existen para prevenir
momentos de ceguera populista. Se podría discutir. Y, para no usar los clásicos
ejemplos de Hitler o de Mussolini, podríamos usar el clásico ejemplo de la pena
de muerte”, qué habilidad, diciendo que no quiere utilizar ejemplos clásicos,
en definitiva te los usa. “En la Argentina, desde hace décadas –y más en los
momentos, como éste, de furia segurista” ahí te metió otra definición grosa
“furia segurista”, que todos queremos seguridad enfurecidamente, y claro, como
no, si en este país lo chorros tienen privilegios–, “las encuestas muestran una
mayoría cómoda de ciudadanos a favor de la pena de muerte. Y, aún así, no se
instituye el asesinato de Estado porque se supone que el principio del respeto
a la vida está por encima de esa voluntad popular. ¿Está bien o está mal? Yo
creo que está bien”, bueno, ahí no se si estamos de acuerdo, yo creo que el que
mata tiene que morir, pero estamos en democracia y tenemos derecho a pensar
distinto.
“La idea de que una misma persona no debe gobernar durante
décadas es otro de esos principios fundadores. ¿Está bien o está mal? Yo creo
que está bien. La Argentina no solo rechazó una de las formas de la monarquía,
el gobierno de un rey: se supone que las rechaza todas. Monarquía quiere decir
gobierno de uno. Que a ese uno o una lo legitimen un dios o una diosa o un
pueblo o una puebla no cambia el hecho de que el gobierno de uno o una es un
fracaso de cualquier idea o ideo de pluralidad social” jajaja, que juego de
palabras, eh, no te digo que el chavón es un groso, y de paso te aclaró que
este gobierno es una monarquía, una dictadura del populacho, y sigue: “de
construcción política, de capacidad de autogestión de una sociedad”.
“Otros no están de acuerdo” muuuchos no estamos de acuerdo
Martín. “Por eso salieron ahora los intelectuales comprometidos –e incluso
casados– de la Carta Abierta que postulan, empecinados, que el mantenimiento de
la presidenta en el poder es la única forma de continuar este proceso –que,
parece, no resulta del esfuerzo de un partido o un movimiento sino de una
señora: que no es nada sin esa señora”, y te lo dijo nomás, esos intelectuales
de “la Carta Abierta” –fíjese la forma peyorativa–, todos pagos con la plata de
los jubilados, lo que quieren es engatusarnos con palabras difíciles. “Debe ser
triste aceptar que, tras diez años mandando, un grupo no ha sido capaz de crear
las estructuras y energías necesarias para no necesitar desesperadamente a una
persona. Debe ser triste tener que reconocer que, si no pudieron hacer eso, es
difícil que puedan hacer cualquier otra cosa. Debe ser triste obligarse a
olvidar que la famosa política, tan de vuelta, tan en el centro –de la nada”,
atenti, en el centro de la nada he “– últimamente, consiste al fin y al cabo en
formar conjuntos de personas que pretenden lo mismo: conjuntos, no rebaños;
grupos de hombres y mujeres unidos por sus ideas, no seguidores que se
desharían sino tuvieran a papá o mamá delante; ciudadanos, no súbditos”, listo,
te pintó de cuerpo y alma a los kirchneristas, todos comprados, un rebaño sin
ideas que hace lo que papá o mamá les dice, unos auténticos pendejos, a los
cuales, si no te diste cuenta, los trató de incapaces. Grande Martín, no te
mueras nunca!
“Pero ése no es el tema. El tema es que, con distintos
slogans, el gobierno impulsa su Rerre, y a mí me intriga que así sea. Porque,
más allá de ciertas discusiones, proponerla sería el favor más grande que le
podría hacer a esta oposición aturullada, embobecida que tan bien lo sirve”,
eso, esta oposición que no es ni siquiera capaz de acordar con la embajada de
Estados Unidos para llevar adelante un golpe institucional como le hicieron al
comunista Lugo en Paraguay, ese sí que es un país serio.
“Si la Rerre está realmente en juego, las elecciones
legislativas de 2013 se volverán un campeonato interesante. Si esa votación
–que, si no, sería casi banal– debe decidir si Rerre o no Rerre, los partidos
opositores tendrían un foco común, esa prenda de unión que no tienen ni tienen
por qué tener –porque son sectores distintos con proyectos distintos”, ahí te
respetó la diversidad de opinión. “Pero contra la Rerre sí: todos podrían
unirse en ese punto solo, firmar un compromiso de que sus elegidos se opondrán
a cualquier proyecto reeleccionario. Entonces, sin perder sus particularidades,
todos esos partidos representarían al mismo tiempo el No de un plebiscito sobre
la perpetuación de una persona en el poder. Y, así, transformarían una pinche
elección de medio término en barricada contra una forma moderna de la monarquía”
grosoooo, te tiró las pautas para unificar de una bendita vez a la oposición y
todos se encolumnen detrás de Mauricio.
“Si el gobierno quería mejorar en el noble arte del esputo
ascendente –vulgo, escupir para arriba”, repito, ¿no es un groso Martín?– “no
podría haber imaginado nada mucho mejor. Digo: nada aceleraría tanto su
descomposición como la propuesta de la Rerre. Porque, insisto, entrega en
bandeja una causa a sus timoratos adversarios: “la República –con erre
mayúscula, por supuesto– está en peligro”, empezarán a decir los que siempre la
pusieron en peligro, y también los que alguna vez incluso intentaron
defenderla, y se sentirán intrépidos cruzados”, no se casa con nadie, he, no es
ningún boludo.
“Y porque, al mismo tiempo, la propuesta obliga a sus aliados
y seguidores y entenados a tragar otra píldora dura, a abundar en su abundante
sapofagia” –abundante sapofagia: confluencia de sapo, batracio, y fagia, de
fagocitare, comer: tragasapos– “, o a rebelarse de una vez y abandonarla: los
pone entre la nada y la pared”.
“Unir y justificar a los enemigos, dividir y apretar a los
amigos: hay que estar muy asustado, muy sin otros recursos para lanzarse en tal
pendiente. Es preocupante: después de todo, manejan el país”, viste están
asustados y manejan el país, por eso quieren hacer votar a los presos, a los
bolivianos, a los paraguayos, a los nenes que deberían estar estudiando a
nuestros próceres y no haciendo política con la Cámpora, como supo decir el
querido Eduardo.
“Lo cual no significa que no haya que cambiar cosas de esta
Constitución”, claro el tipo no se opone a la reforma de la constitución, pero
en otras condiciones, con otro gobierno y otro pueblo, no la actual berretada
poco seria y aislada del mundo. “La Constitución argentina de 1994 está llena de
errores que merecen ser cambiados –aunque antes, también, está llena de
aciertos que merecen ser cumplidos. Pero si quieren mejorarla, muchachos,
toquen todo menos lo que no se toca: no habiliten otra vez la jefatura sin
límites, la sumisión a una persona. No estamos bien, pero con un monarca
siempre estaremos un poquito peor. Eso, creo, lo sabemos muchos”, ¿te quedó
claro? En resumen, Cristina con la cadena nacional y los comunistas de la
Cámpora lo que quieren es instaurar una monarquía financiada con la plata de
los jubilados, que nos someta y nos impida pensar diferente, por eso la reforma
de la constitución. Por eso hay que estar en contra de la reforma de la
constitución, porque hay una sola constitución, la de 1853.
“Fuente: El País”, y claro, la fuente es todo el país, es un
país entero el que le dice no a la dictadura monárquica de los K, si a la
compra de dólares!!
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