MODAS DE VERANO: PUTEAR AL FUNCIONARIO KIRCHNERISTA YA HACE
FUROR
A las tradicionales y tediosas actividades veraniegas de la
elite bien pensante, como jugar al tejo, al beach boley, ponerse el cuatri de
sombrero, o atropellar distraídos transeúntes playeros con ostentosas
camionetas, ahora se le suma una original e innovadora: putear al funcionario
kirchnerista.
Con la fuerza arrolladora del monopolio de medios
independientes, Grupo Clarín y me pongo de pie, ya se impone entre grandes y
chicos millonarios esta nueva y gratificante actividad que encontró en el
marxista Kicillof, y el presunto ultra corrupto K, Amado Boudou, sus primeras
víctimas.
No menos republicana y democrática que los insultos en tono
de broma de Miguel del Sel hacia Cristina, putear al funcionario kirchnerista,
tendría propiedades terapéuticas, se comenta en los pasillos de la ciencia. Es que
tanto aburriemitno causan las vacaciones que la puteada tendría un efecto
liberador para quienes nunca participaron, se cagan en todos, la juntan con
pala, quieren ver a los negros tras las rejas, a Macri presidente, y sin
embargo todavía no se sienten a gusto en este país gobernado por los montoneros
que gastan la plata de los jubilados y acribillan a cuanto artista financiado
por el Estado trate de esgrimir alguna crítica sin fundamento hacia la
dictadura K. “Es estresante”, reconoció Victoria Donda mientras le pasaba
bronceador a peluda espalda de Binner, en una playa atestada de jóvenes.
Algunos funcionarios ultra K ya estarían levantando
campamento en distintas y coquetas playas argentinas, so pretexto de se vino el
fresco, se vino, y estarían volviendo a sus oscuros reductos. Suspensión de
actos masivos, caminatas al sol y salidas de compras al super, serían los
primeros síntomas de esta moda que no tiene techo y que ya amenaza con
extenderse a lo largo y ancho del país porteño y alrededores, replicada hasta
el cansancio, por el Grupo Clarín, y me pongo de pie.
Grises, anodinos, egoístas, ambiciosos e ignotos
propietarios estarían gozando de su minuto de gloria, saboreando las mieles de
la fama, sólo con la condición de que puteen con voz fuerte y clara al primer
funcionario K que se les cruce por el camino.
Lo lamentable es que, tratándose de una moda, es posible que
no dure más que el verano y su impacto en la imagen de Cristina y su efecto en
las elecciones legislativas sean nulos, y parafraseando el estribillo que suelen
cantar artistas que se acomodan con cualquier gobierno, las modas pasan, los
funcionarios quedan.
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