lunes, 4 de febrero de 2013


MODAS DE VERANO: PUTEAR AL FUNCIONARIO KIRCHNERISTA YA HACE FUROR


A las tradicionales y tediosas actividades veraniegas de la elite bien pensante, como jugar al tejo, al beach boley, ponerse el cuatri de sombrero, o atropellar distraídos transeúntes playeros con ostentosas camionetas, ahora se le suma una original e innovadora: putear al funcionario kirchnerista.

Con la fuerza arrolladora del monopolio de medios independientes, Grupo Clarín y me pongo de pie, ya se impone entre grandes y chicos millonarios esta nueva y gratificante actividad que encontró en el marxista Kicillof, y el presunto ultra corrupto K, Amado Boudou, sus primeras víctimas.

No menos republicana y democrática que los insultos en tono de broma de Miguel del Sel hacia Cristina, putear al funcionario kirchnerista, tendría propiedades terapéuticas, se comenta en los pasillos de la ciencia. Es que tanto aburriemitno causan las vacaciones que la puteada tendría un efecto liberador para quienes nunca participaron, se cagan en todos, la juntan con pala, quieren ver a los negros tras las rejas, a Macri presidente, y sin embargo todavía no se sienten a gusto en este país gobernado por los montoneros que gastan la plata de los jubilados y acribillan a cuanto artista financiado por el Estado trate de esgrimir alguna crítica sin fundamento hacia la dictadura K. “Es estresante”, reconoció Victoria Donda mientras le pasaba bronceador a peluda espalda de Binner, en una playa atestada de jóvenes.

Algunos funcionarios ultra K ya estarían levantando campamento en distintas y coquetas playas argentinas, so pretexto de se vino el fresco, se vino, y estarían volviendo a sus oscuros reductos. Suspensión de actos masivos, caminatas al sol y salidas de compras al super, serían los primeros síntomas de esta moda que no tiene techo y que ya amenaza con extenderse a lo largo y ancho del país porteño y alrededores, replicada hasta el cansancio, por el Grupo Clarín, y me pongo de pie.

Grises, anodinos, egoístas, ambiciosos e ignotos propietarios estarían gozando de su minuto de gloria, saboreando las mieles de la fama, sólo con la condición de que puteen con voz fuerte y clara al primer funcionario K que se les cruce por el camino.

Lo lamentable es que, tratándose de una moda, es posible que no dure más que el verano y su impacto en la imagen de Cristina y su efecto en las elecciones legislativas sean nulos,  y parafraseando el estribillo que suelen cantar artistas que se acomodan con cualquier gobierno, las modas pasan, los funcionarios quedan. 

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