Bergogliando

Todos aman a Bergoglio, Bergoglio somos todos y deberíamos ponernos contentos de que el primer papa latinoamericano sea argentino. De repente todos volvemos a querer nuestra argentina, porque allí nació el papa francisco, en fin, me tienen hartos con el papa y se ha escrito y dicho tanto que no me quiero quedar afuera.

La iglesia es, y en ese código ha de entenderse, una institución política que, como no es democrática, no participa de las elecciones, que no es lo mismo que decir que no participa de la política. Es una institución fundamentalmente política, de las más antiguas, y en eso, tal vez, se basan quienes parecen querer de repente que esto sea una teocracia y, por supuesto, su presidente sea Bergoglio. A la mierda las instituciones, la constitución, la reelección, al fin y al cabo, somos todos católicos, no?

Es que Bergoglio es anti K, se emocionan desde la oposición, y luego se les va la emoción cuando ven a Cristina, sonriendo junto a francisco. Es que los dos son políticos. El primero en entenderlo, fue Bergoglio, quien quería tanto reunirse con Cristina como ella con él. La diferencia, como decía antes, es que uno llegó por el voto popular y el otro… por una rosca de camarilla, de las más herméticas y rosqueras si las hay.

Pero a Bergoglio lo amamos todos, no? Y como es político, su figura es tan controvertida como la de cualquier político. Le criticamos a Cristina haber seguido siendo militante peronista durante el menemismo, pero no cuestionamos a Bergoglio por haber seguido siendo cura durante la dictadura. Y como es político, el primer canonizado de la era francisco, es un cura de la Teología de la Liberación, asesinado por la dictadura; y a su vez, permite que se difunda la idea papal de que la pedofilia, como la homosexualidad, es una enfermedad y no un delito. Así, de un plumazo, el papa progre, saca a violadores de la cárcel y los manda a tratamiento, se apiada de ellos y hace que todos nos apiademos de ellos, no de sus víctimas. Saca del pozo negro del encubrimiento y la complicidad a su institución, in your face, y todos aplaudimos a Bergoglio que es nuestro, bien argentino e incha de San Lorenzo.

Lamento decirlo camaradas, pero la idea de un Bergoglio anti K, fomentada por Clarín y La Nación, y por los cumpas del palo que se comieron el amague, se irá diluyendo con el corre del papado. A no decepcionarse, a quien más le conviene que el candidato de la oposición sea Bergoglio, es a nosotros, los kirchneristas. También se diluirá la idea de un papa peronista. No porque no sea ni una ni otra cosa, si no porque, otra vez, … es político. Y una cosa es ser cardenal u obispo y andar escribiendo comunicaditos para que te aplaudan Clarín, La Nación, la Mesa de Enlace, y otra cosa es ser papa. Es casi como ser presidente, mirá vos. Cuando sos presidente o papa, tenés que contener a todos o casi todos, porque Bergoglio, algún que otro poder establecido tendrá que enfrentar, como Cristina, justamente. Y cómo haría francisco para condenar la pobreza en la Argentina, y no referirse a la miseria del mundo, de Europa, por ejemplo? O para castigar la corrupción y la inseguridad en nuestro país, sin referirse a el FMI, el Banco Mundial, al Banco Ambrosiano, o las masacres que día a día realiza Estados Unidos? No mis queridos fieles, no es tan simple la cosa. La realidad es que la tiene más complicada Bergoglio siendo francisco, que Cristina con un papa argentino.

Marci, que es un pelotudo presidenciable, se queda mirando y no le salen las palabras, porque no entiende de política, después dirá alucinado que vio una luz que emanaba de francisco que se le encogió el corazón y se acordó de su hija y pidió por la unidad de los argentinos, pero también se quedaría mudo frente a Cristina.

Las miles de anécdotas lacrimosas que difunden Clarín y la Nación sobre un papa humilde, austero, que paga sus cuentas con guita de los fieles, es para la gilada. Con una Europa en decadencia, en plena crisis económica y social, el horno no está para lujosas ostentaciones, y eso, cualquier político lo sabe.