viernes, 5 de julio de 2013

Un recital de rock a los treintaypico



Los paranaense, los entrerrianos, tenemos cierta actitud contemplativa, heredada del río, de Juanele, que se yo, pero es cierto, somos distintos, mas callados y quietos que los porteños, ponele. A mi me gusta eso, me gusta ir a recitales donde el paranaense típico te hace pesar su mirada, atenta y silenciosa. Ahí te quiero ver señor artista. Acá no están los fanáticos que con 

sus gritos y amor incondicional te perdonan todo, no no, acá si pifiaste una nota se escucha hasta en la ultima fila. Acá nos damos cuenta de lo mal que cantas y no te vamos a llenar de abrazos y elogios antes del show.

El paranaense típico tiene esa actitud de, bueno, pagué la entrada, hacé lo tuyo, yo vengo a ver el show, no a hacerte el laburo. Y qué quieren, eso me encanta. Pero hace bastante que no iba a un recital, menos de rock. Desde que el Indio es millonario, Ataque 77 vive en un country y Charli se rehabilitó, el rock dejó de ser lo que era. Yo, de joven, era bien rokero, pero después se me pasó, crecí, esas cosas. Mucho de lo que escuchaba ahora me parece absurdo. Sepultura, Ratos de Porao, Brujería, no comprendo qué encontraba en eso, pero bueh. Crecí, decía, y ya casi no escucho rock, pero el recital de Catupecu Machu era gratis, entonces fuí. El tipo, el cantante digo, parece que no sabía bien donde estaba, en que ciudad, entonces todo el tiempo nombraba la provincia de Entre Ríos, calculo para que no se note que no se acordaba cómo se llama está ciudad. Hasta ahí normal, todo bien con la droga. Pero ya cuando el tipo empezó a insistir con arriba Entre Ríos, vamos Entre Ríos, y todo eso, ya me rompió las pelotas. Porque, si querés que le ponga onda, ponela vos primero, no? Yo que culpa tengo si lo que haces no me mueve? Es una buena banda Catupecu Machu, pero tal vez no la que prefiere nuestro público. “Me hizo sentir un infelíz”, me comentó el poeta Zolo, y sí tiene razón, quién carajo es este chabón para venir a decirme lo que tengo que hacer? Si querés pegar onda andá al Humito, no sé. No podés ir a un recital con alma de coordinador de viaje a Bariloche, la gente no se mueve, no tiene ganas, punto, hace lo tuyo que para eso te pagan. “Bajen la bandera” ordenó el rockero, los pibes ni bola, “bueno hágansela bajar ustedes” ordenó y unos boludos que estaban ahí los apretaron para que bajen la bandera, dicen que les metieron unas trompadas. Ah bueh, pensé, resulta que vengo a un recital de rock para que el tipo me ordene la vida, para eso lo prefiero al padre Matiachi, tiene más pinta de predicador por lo menos. Entonces comprendí porque ya no voy a los recitales, el rock ya no es lo que era, y yo tampoco.

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