miércoles, 9 de enero de 2013


LA ESTRATEGIA DEL SCIOLISMO: AGRUPACIÓN PASACALLE

Como una muestra patente de esa nueva política que nos legó la dictadura y difundió el neoliberalismo, es decir hacer política no haciendo política, no militando, mostrándose como alguien que desprecia el poder y solo quiere lo mejor para todos, la agrupación pasacalle llegó a Paraná, para difundir el vacío mensaje de su anodino referente.

Espertos comunicadores ya hacen una lectura aún con los pelos en la mano: Scioli plantea una confrontación con el Pato, el preferido de Cristina, con un hecho tremendamente simbólico que si usted no logró desencriptar por lo sutil de la movida, nosotros se los explicamos: colgar cuatro pasacalles en la ciudad, obviamente en zonas céntricas, es algo así como mojarle la oreja al gobernador de Entre Ríos, en su propio territorio. Mejor para el Pato, claro. Lo que vendría a hacer la fantasmagórica Juan Domingo, además de dejar constancia que el nombre de moda ya no es Néstor Kirchner, es posicionar al gobernador entrerriano como un claro presidenciable de las filas del Frente para la Victoria. A esta altura no quedan dudas de eso. Si Scioli amaga, el primero en ir al choque será Urribarri, si Daniel se la juega en serio, cosa dudosa, Cristina sacará la carta de la re re y mandará al motonauta a su casa con el rabo entre las piernas.

La estrategia de Scioli hasta el momento ha sido la más exitosa de los saltimbanquis de la política. No tener gusto a nada, no jugarse nunca a fondo y mantener más o menos tranquila la provincia de Buenos Aires, ha dado sus resultados. Ser oficialista de todos, no poner las manos en el fuego por ninguno. El perfil de Scioli es similar al del Lole Reuteman, con una dosis más de atrevimiento y varias menos de convicciones. Daniel es una especie de candidato flotante, podría ser un buen candidato para cualquier partido o corriente política, siempre y cuando se le explique de forma clara cuales son las condiciones y cuales sus beneficios. Al lado de Cristina es un candidato menor, pero frente a cualquier alternativa del kirchnerismo, es un peligro latente. Al ser un significante vacío con una breve lectura del libro peronismo para principiantes, cualquiera puede poner huevos en esa canasta.

Suele decirse que cuando uno es un tonto, conviene cerrar la boca y dejar lugar a la duda, yo hace rato abandoné esa estrategia, prefiero ser un boludo consagrado a una incógnita pelotuda, pero la Juan Domingo Scioli, abona ese terreno, no se le conocen militantes ni referentes, probablemente no los tenga. Si la operación pasacalles vacuos es una estrategia de las filas del propio Urribarri, es una estrategia por lo menos simpática, una chanza de vacaciones. Si no, es un error, lo aprendí con el tiempo: el silencio, el perfil bajo, suele hacerte interesante por un rato, pero en algún momento tenes que tomar la palabra. Una incógnita cuya respuesta es una boludez, termina siendo una decepción más grande. Generar demasiadas expectativas cuando hay poco y viejo para mostrar, es peor que no generar ninguna expectativa y mostrarse así, boludo y simple como uno es, que en definitiva, con suerte y viento a favor, te da la posibilidad de hacer o decir algo interesante y terminar impresionando a los que no esperaban nada de vos y cagar a todos lo que se creían mejores que vos. 

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