lunes, 24 de febrero de 2014

La niña de Venezuela, llora y mira a cámara



Lo que sucede en Venezuela nos sucede a todos. Mañana cumpliría 236 años José de San Martín, amigo, aliado y admirador de Simón Bolívar, aunque Mitre, en su biografía sobre el Padre de la Patria, se esfuerce por hacernos entender que en realidad, Bolívar lo cagó al Santo de la Espada, y éste, sumido en la depresión, se exilió en la madre patria… de Mitre, digo. San Martín entendió enseguida que ningún país sería libre en América Latina, si esta no se liberaba. Allí la idea de la Patria Grande como razón política, 

como fondo y forma de la patria liberada. De ahí nuestra historia de lucha contra el imperialismo, la dependencia, las oligarquías. Hasta nuestros días, hasta la Venezuela de hoy, la Argentina del mesa pasado. La Patria Grande nuestra de todos los días.
Resulta difícil pensar fríamente, comprender contextos y coyunturas frente a una mujer llorando. Y eso es lo que nos han mostrado los medios constantemente desde que comenzó el intento de golpe de estado contra el presidente Maduro en la República Bolivariana de Venezuela. Una mujer llora, por lo que sea, y a uno se le cae la razón, el ansia e´guapear. Así de astuta, así de miserable y rastrera es la derecha.
¿Quien dispararía contra una estudiante reina de la belleza que odia la política y solo quiere vivir en paz y libertad?¿Quien dispararía contra una adolescente que llora de impotencia ante una tiranía que le impide vivir en su país? Ellos. El imperio y sus aliados. Serían capaces, lo son todos los días, lo fueron, de eso y mucho más.
Entonces la niña que llora en pantalla, y su única razón es el sentimiento, el miedo, nos impide ver detrás, ver lo importante, esa telaraña que se teje de manera incesante para atrapar nuevamente los sueños de los pueblos de América Latina, momificarlos, quebrar la dignidad y volvernos el rostro al suelo del que nunca lo deberíamos haber levantado, para que sigamos construyendo con nuestra sangre, nuestro dolor y nuestro sudor, la riqueza de los grandes de este mundo. De esos que se horrorizan frente a la “falta de libertades” en los países con gobiernos populares de la Patria Grande, pero se limpian sin culpa las manos manchadas de sangre luego de la ultima tortura, la ultima masacre, el ultimo genocidio perpetrado en nombre de la libertad.
Como en Kiev, en Venezuela, las manifestaciones son complejas en su conformación, es cierto. Están los a políticos, que reniegan de la política y los políticos; los estudiantes que luchan por sus derechos pero olvidan los del resto, porque claro, son intruidos; los dirigentes y militantes de la derecha. ¿Cual es entonces la expresión de esas manifestaciones? La que articula la derecha, ni más ni menos. Porque si en una manifestación política, todos son a políticos menos uno, es ese y no otro el que articula el relato, le da sentido. Por eso, es necesario ampliar el bloque semiótico para que la niña que llora en cámara, no nos impida ver el trasfondo. Por cruel que resulte, pero no jodamos, la Patria Grande esta en juego. Y quienes la quieren hacer tambalear, caer, arrodillar, son quienes hacen derramar litros de lágrimas y sangre a pueblos enteros en el olvido de las cámaras de televisión, y ni siquiera lo hacen por ideales o placer, lo hacen por dinero.
Aquí no hay que perder la ternura sin dejar de endurecerse.
Por eso me sorprenden las recientes declaraciones de Rubén Blades (el Ministro), a quien he escuchado mucho y es un gran artista. Considera que son los estudiantes y no la derecha fascista ni el PSUV, los que pueden plantear un programa de gobierno unificador, lamentando la polarización. Los artistas suelen ser como los periodistas, creemos que podemos opinar de cualquier cosa con el único argumento que nos brinda nuestro ego.
Pero, Rubén, realmente pensas que los estudiantes venezolanos pueden ser algo más que carne de cañón de la derecha? Tan lejos quedó Miame del Caribe?
Ni siquiera en Chile, donde Camila Vallejo llegó a la diputación, y donde el movimiento universitario es serio, progresista, libertario y de izquierda, ha logrado plantear un programa de gobierno más allá de lograr lo que países como Argentina, Cuba, Venezuela y muchos más tenemos hace rato: educación pública y gratuita. Y ni siquiera tanto.
No son los colectivos multicéfalos si no los partidos políticos, las organizaciones populares, quienes pueden plantear un programa de gobierno, tomar el gobierno y conducir un país. Y está bien que así sea.
Los gobiernos subversivos de la Patria Grande, han logrado una subversión de tremendas dimensiones políticas. Lo que Estados Unidos utilizó como un ariete contra el socialismo real de la Unión Soviética, es decir, la democracia, se ha convertido en un arma insustituible. Ahora son ellos los que se tornan solistas, violentos, autoritarios. Ahora ellos “dudan” de las bondades de la democracia. Un sistema perfectible, dicen.

Por eso es necesario mostrarnos como toda realidad venezolana, una niña que llora. Unas fotos falsas de extrema crueldad que han tenido que ir a buscarlas, paradójica o significativamente, allí donde las derechas las realizan. Por eso radio Mitre, necesita decirnos una y otra vez que defender la democracia en Venezuela, que argumentar que las diferencias políticas se resuelven en las unas y no con los fierros, es quedarse en la chiquita, ser un mediocre. Por eso es tan necesario responder una y otra vez con más democracia, más justicia, más respeto por la vida. Y por supuesto, no ser neutrales, para no ser cómplices.      

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